Blog de Maider Wall Artist

La belleza en el arte griego

Caballito de mar. La geometría perfecta

La belleza en la historia del arte griego

El antiguo arte griego nación por el afán que tenía de comunicarse con sus semejantes, sus dioses y sus muertos. Aunque su historia es larga, diversa y cambiante, llena de altibajos, tienen dos características fundamentales que han logrado mantener a lo largo de toda la historia. Una de ellas, la geometría. Como el mismísimo Platón tenía inscrito en la puerta de la Academia “No entre aquí quien no sepa geometría”. Para los filósofos,los escultores o los arquitectos, el universo poseía una estructura geométrica. Desde el insecto más pequeño a la flor más remota, estaban formados por una estructura geométrica. La otra característica es la búsqueda de la belleza ideal, mediante la imitación de la naturaleza, la estructura geométrica, en el sentido de la mímesis.

Mímesis y la naturaleza

La palabra mímesis proviene del griego “mimesis” que significa “imitación”, según el concepto estético. A partir de Aristóteles (siglo IV a.C.),la palabra mímesis se denomina como imitación de la naturaleza para fin esencial del arte, esto es, duplicar la realidad. Pero, posteriormente, Platón cambió el concepto de mímesis a mera descripción de las cosas, ya que no aceptaba que el arte copiase la realidad, porque la imitación no era el camino apropiado para llegar a la verdad, y concibe la mímesis como una participación del mundo de las Ideas; quedándose así , la mímesis como imitación a las ideas de la naturaleza. 

Poco después, Aristóteles propuso atribuir a mímesis la necesidad innata de imitar, no ya las Ideas, sino los caracteres, toda la realidad natural y humana, así como las acciones y las pasiones de los seres humanos. Decía que la imitación artística puede representar las cosas más o menos bellas de lo que son, como podrían o deberían de ser. “Puede y debe limitarse a las características de las cosas que son generales, típicas y esenciales”. De esta forma, el arte imita la realidad y el artista puede representar la realidad de un modo mucho más personal; como bien veremos en la Época Helenística.

Para los griegos, la naturaleza era lo más bello que existía pues a través de ello recibieron el sentido más sublime de la belleza. Para ellos, la belleza no era una búsqueda, no era algo encontrado; sino más bien la belleza los encontró a ellos. La belleza fue su esencia espiritual, y como el amor, fluía de ellos e irradiaba todo a su alrededor y tomaba forma en figuras imperecederas, hasta que penetró en cada foco de civilización e iluminó todos los lugares oscuros de la tierra con hermosura.

Los griegos fueron los primeros en entender conscientemente, la belleza del intelecto, de la expresión y la forma, y a raíz de ahí, desarrollaron su ideal de máxima perfección. La belleza era un instinto para ellos.

El arte griego clásico surgió del alma griega y se dirigió al mundo en un lenguaje que todos pudieron entender. Está plasmado de tal manera que simplemente viéndolo, sabes exactamente cual era su forma de vida, sus pensamientos y su filosofía. Este arte, es uno de los pocos en toda la historia del arte, que perdió su “individualidad” y su “ego” para conseguir una visión de la belleza eterna. Como bien he dicho, este arte nace del alma y lo que está en el alma es lo que se manifiesta hacia fuera. Las formas de las ciudades, los templos, las estatuas… toda la belleza que contienen todos los elementos griegos, nació de la idea de la belleza que contienen sus almas, donde reinaba la armonía.

Los artistas griegos estaban inspirados por un intenso amor a la vida natural, de la naturaleza y naturalmente, de lo bello. Lo bello natural. Como no hay ni arrogancia, ni maldad, ni impureza en el alma griega, no pueden existir esas impurezas en el arte griego. Para los griegos, ninguna expresión artística tiene más valor que la de otro pueblo. En este sentido, el espíritu griego es amable y bondadoso. Pero también exigente, pues todo aquel que no seguía sus ideales de expresión artística no era considerado Artista con mayúsculas. Pues no destacaban la sensibilidad que los griegos querían transmitir.

Imaginaos, de que manera estaba ligado el sentido de la belleza con la del alma, que para el pueblo griego, un artista que esculpe bellas estatuas, tiene una bella alma, un gran espíritu y es alguien bondadoso. Pues para ellos, el arte era el espejo del alma, del cual sólo logras plasmar cosas bellas, si realmente lo sientes así y eres así. Como Plotino decía: “Hay que ver el alma de los que ejecutan bellas obras.¿Cómo podemos ver esa belleza del alma buena en nosotros mismos? Haz como el escultor, quita lo superfluo, endereza lo que es oblicuo, limpia lo que es oscuro para hacerlo brillante, y no dejes de esculpir tu propia estatua hasta que el resplandor divino de la virtud se manifieste, hasta que veas la templanza sentada en su trono sagrado”.

El canon de belleza

El mejor período de arte que ha tenido Grecia, y generalmente muchas otras épocas, ha sido tras un período largo de oscuridad religiosa. Al renacer espiritual e intelectualmente, producen las mejores figuras artísticas, porque ambas cosas, como hemos podido ver, van ligadas.

A las creaciones de arte griego se llega con humildad de espíritu y con reverencia religiosa. Porque el arte griego es, sobre todo, espiritual. Los griegos poseían la “visión de la perfección”. Eran tan obsesos con esa visión, que llegaron a formar sus propios estándares de perfección del Hombre y de la Mujer, plasmándolo en la literatura, arquitectura y escultura. Creando así, un Canon de belleza.

La palabra “Canon” proviene del griego que significa regla. Es el concepto de las proporciones perfectas, el ideal del cuerpo humano. La plasmación literaria de este concepto lo hizo Polícleto en un libro técnico llamado “El Kanon”. Aunque el texto ya no se conserve, fue ejemplificado por él mismo en sus esculturas “Doríforo” y “Diadumero”. Que, en ellas estableció que la altura perfecta de una figura humana era siete veces la altura de su cabeza. A comienzos del Helenístico, las figuras humanas empezaron a ser más altas, como “Hermaes de Olimpia” que este otro canon llega hasta las ocho cabezas. Los artistas del siglo V a.C. como Fidias, Mirón o Polícleto representaban al hombre tal y como es, mientras en el siglo IV a.C., los artistas como Praxíteles, Scopas y Lisipo, superan el canon racional mediante una fantasía que permite mayor expresividad y refinamiento óptico, como ya veremos más adelante.

La belleza en el arte griego

El antiguo arte griego nación por el afán que tenía de comunicarse con sus semejantes, sus dioses y sus muertos. Aunque su historia es larga, diversa y cambiante, llena de altibajos, tienen dos características fundamentales que han logrado mantener a lo largo de toda la historia. Una de ellas, la geometría. Como el mismísimo Platón tenía inscrito en la puerta de la Academia “No entre aquí quien no sepa geometría”. Para los filósofos,los escultores o los arquitectos, el universo poseía una estructura geométrica. Desde el insecto más pequeño a la flor más remota, estaban formados por una estructura geométrica. La otra característica es la búsqueda de la belleza ideal, mediante la imitación de la naturaleza, la estructura geométrica, en el sentido de la mímesis.

Mímesis

La palabra mímesis proviene del griego “mimesis” que significa “imitación”, según el concepto estético. A partir de Aristóteles (siglo IV a.C.),la palabra mímesis se denomina como imitación de la naturaleza para fin esencial del arte, esto es, duplicar la realidad. Pero, posteriormente, Platón cambió el concepto de mímesis a mera descripción de las cosas, ya que no aceptaba que el arte copiase la realidad, porque la imitación no era el camino apropiado para llegar a la verdad, y concibe la mímesis como una participación del mundo de las Ideas; quedándose así , la mímesis como imitación a las ideas de la naturaleza. Poco después, Aristóteles propuso atribuir a mímesis la necesidad innata de imitar, no ya las Ideas, sino los caracteres, toda la realidad natural y humana, así como las acciones y las pasiones de los seres humanos. Decía que la imitación artística puede representar las cosas más o menos bellas de lo que son, como podrían o deberían de ser. “Puede y debe limitarse a las características de las cosas que son generales, típicas y esenciales”. De esta forma, el arte imita la realidad y el artista puede representar la realidad de un modo mucho más personal; como bien veremos en la época helenística.

Caballito de mar. Geometría
Caballito de mar. Geometría

Para los griegos, la naturaleza era lo más bello que existía pues a través de ello recibieron el sentido más sublime de la belleza. Para ellos, la belleza no era una búsqueda, no era algo encontrado; sino más bien la belleza los encontró a ellos. La belleza fue su esencia espiritual, y como el amor, fluía de ellos e irradiaba todo a su alrededor y tomaba forma en figuras imperecederas, hasta que penetró en cada foco de civilización e iluminó todos los lugares oscuros de la tierra con hermosura.

Los griegos fueron los primeros en entender conscientemente, la belleza del intelecto, de la expresión y la forma, y a raíz de ahí, desarrollaron su ideal de máxima perfección. La belleza era un instinto para ellos.

El arte griego clásico surgió del alma griega y se dirigió al mundo en un lenguaje que todos pudieron entender. Está plasmado de tal manera que simplemente viéndolo, sabes exactamente cual era su forma de vida, sus pensamientos y su filosofía. Este arte, es uno de los pocos en toda la historia del arte, que perdió su “individualidad” y su “ego” para conseguir una visión de la belleza eterna. Como bien he dicho, este arte nace del alma y lo que está en el alma es lo que se manifiesta hacia fuera. Las formas de las ciudades, los templos, las estatuas… toda la belleza que contienen todos los elementos griegos, nació de la idea de la belleza que contienen sus almas, donde reinaba la armonía.

Los artistas griegos estaban inspirados por un intenso amor a la vida natural, de la naturaleza y naturalmente, de lo bello. Lo bello natural. Como no hay ni arrogancia, ni maldad, ni impureza en el alma griega, no pueden existir esas impurezas en el arte griego. Para los griegos, ninguna expresión artística tiene más valor que la de otro pueblo. En este sentido, el espíritu griego es amable y bondadoso. Pero también exigente, pues todo aquel que no seguía sus ideales de expresión artística no era considerado Artista con mayúsculas. Pues no destacaban la sensibilidad que los griegos querían transmitir.

Imaginaos, de que manera estaba ligado el sentido de la belleza con la del alma, que para el pueblo griego, un artista que esculpe bellas estatuas, tiene una bella alma, un gran espíritu y es alguien bondadoso. Pues para ellos, el arte era el espejo del alma, del cual sólo logras plasmar cosas bellas, si realmente lo sientes así y eres así. Como Plotino decía: “Hay que ver el alma de los que ejecutan bellas obras.¿Cómo podemos ver esa belleza del alma buena en nosotros mismos? Haz como el escultor, quita lo superfluo, endereza lo que es oblicuo, limpia lo que es oscuro para hacerlo brillante, y no dejes de esculpir tu propia estatua hasta que el resplandor divino de la virtud se manifieste, hasta que veas la templanza sentada en su trono sagrado”.

El canon de belleza

Canon de belleza de Lisipo y Polícleto
Canon de belleza de Lisipo y Polícleto

El mejor período de arte que ha tenido Grecia, y generalmente muchas otras épocas, ha sido tras un período largo de oscuridad religiosa. Al renacer espiritual e intelectualmente, producen las mejores figuras artísticas, porque ambas cosas, como hemos podido ver, van ligadas.

A las creaciones de arte griego se llega con humildad de espíritu y con reverencia religiosa. Porque el arte griego es, sobre todo, espiritual. Los griegos poseían la “visión de la perfección”. Eran tan obsesos con esa visión, que llegaron a formar sus propios estándares de perfección del Hombre y de la Mujer, plasmándolo en la literatura, arquitectura y escultura. Creando así, un Canon de belleza.

La palabra “Canon” proviene del griego que significa regla. Es el concepto de las proporciones perfectas, el ideal del cuerpo humano. La plasmación literaria de este concepto lo hizo Polícleto en un libro técnico llamado “El Kanon”. Aunque el texto ya no se conserve, fue ejemplificado por él mismo en sus esculturas “Doríforo” y “Diadumero”. Que, en ellas estableció que la altura perfecta de una figura humana era siete veces la altura de su cabeza. A comienzos del Helenístico, las figuras humanas empezaron a ser más altas, como “Hermaes de Olimpia” que este otro canon llega hasta las ocho cabezas. Los artistas del siglo V a.C. como Fidias, Mirón o Polícleto representaban al hombre tal y como es, mientras en el siglo IV a.C., los artistas como Praxíteles, Scopas y Lisipo, superan el canon racional mediante una fantasía que permite mayor expresividad y refinamiento óptico, como ya veremos más adelante.